Go to: Contenido » | Main menu » | Information menu »


Vacuna de la gripe y John Anthony Morris

Fecha: 
17 noviembre 2020
Leído 997 veces
Pregunta

LA VACUNA DE LA GRIPE: NUNCA APOYADA POR LA CIENCIA En 1972, el Dr. John Anthony Morris informó a sus superiores de la FDA de los resultados de su investigación sobre la vacuna contra la gripe: Un distinguido doctor e investigador del gobierno, el Dr. Morris había sido comisionado 13 años antes para justificar científicamente los planes de la FDA de expandir ampliamente el programa de vacunación contra la gripe. Sin embargo, para su expectante audiencia, sus resultados fueron totalmente decepcionantes. El Dr. Morris informó que la vacuna contra la gripe no proporcionó ningún beneficio neto mensurable, en parte porque el producto inyectado no estimuló la producción de anticuerpos en los pulmones, permitiendo así la replicación viral en esta área sensible. Más tarde se observó que la falta de beneficio también se debía a la capacidad de la vacuna antigripal de aumentar la vulnerabilidad a los virus no cubiertos por la inyección, entre ellos cepas de gripe diferentes y diferentes virus respiratorios peligrosos por sí mismos. La conclusión del Dr. Morris de que la vacuna antigripal no aporta ningún beneficio neto se ha verificado repetidamente con datos contemporáneos, entre ellos un estudio de Simonsen et al. (2005) en el que se determinó que el gran aumento de la vacunación antigripal de los ancianos entre 1980 y 2001 no logró reducir la mortalidad en la temporada de gripe, y un estudio realizado en Gran Bretaña en el que se determinó que el gran aumento de la adopción de la vacuna antigripal por parte de las personas que acababan de cumplir 65 años (frente a las que eran un poco más jóvenes) no supuso ninguna disminución de las hospitalizaciones ni de las muertes.

Respuesta

John Anthony Morris planteó serias objeciones a una vacuna antigripal que se desarrolló en Estados Unidos en la década de 1970, en respuesta a las pandemias de gripe de 1957 (Asia, H2N2) y 1968 (EE. UU., H3N2). Cuando se puso en marcha en EE. UU. la vacunación en 1976, se comprobó que la vacuna usada estaba causando problemas serios en algunas personas vacunadas y se suspendió, lo que demostró que J. A. Morris tenía razón en sus advertencias. Después, se jubiló prematuramente poco después, en 1980, y ha fallecido en 2014, con 95 años.

Pero los hechos descritos ocurrieron en la primera mitad de la década de 1970 (hace casi 50 años). Desde entonces ha pasado mucho tiempo, la ciencia ha aprendido las lecciones y se ha avanzado mucho. Las vacunas que se usan ya desde hace bastantes años son muy seguras, y cuentan con innumerables pruebas científicas de ello, a lo largo y ancho de todo el mundo.

El trabajo de L. Simonsen de 2005 advertía de que el uso de estudios observacionales para evaluar el impacto de la vacunación antigripal en personas de edad avanzada no era lo más apropiado, pues se sobreestima su efectividad, refiriéndose a los datos de EE. UU. de 1968 a 2001. Como otras investigaciones, una aportación más que ha de interpretarse en el contexto de una muy amplia investigación científica que está priorizando la seguridad de las vacunas, a la vez que su efectividad para reducir la gripe, que es una enfermedad estacional, capaz de ocasionar brotes extensos ocasionales y también pandemias, con el potencial de producir una gran mortalidad entre la población.

Un saludo,