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Vacuna de los 14 años en adolescente con PCI

Fecha: 
21 agosto 2023
Leído 1193 veces
Pregunta

Buenas tardes, Tengo una paciente con PCI de 15 años y 16 kilos. Regular manejo de secreciones y tos aparentemente eficaz. Recibió 5 dosis de la difteria-tétanos-tos ferina (última a los 6 años). ¿Sería recomendable administrarle una sexta dosis de recuerdo? Un saludo

Respuesta

Su pregunta, tan escueta y con tan escaso contexto, nos deja dudas del alcance real de la misma, de si es una pregunta simple y sencilla o algo más compleja. Nos explicamos.

Tal vez nos esté preguntando solamente, si una adolescente que recibió cinco dosis de vacuna de difteria, tétanos y tosferina hasta los 6 años, necesita la dosis de los 14 años. Si es este el sentido de su consulta, nuestra respuesta sería que sí, que esa dosis de Td o Tdpa sería muy recomendable, pues contribuiría decisivamente para mantener el nivel de protección frente a estas enfermedades durante los siguientes 4 o 5 decenios de su vida (hasta la dosis de alrededor de los 65 años, o, en el caso de mujeres, hasta las dosis de Tdpa recomendadas en cada uno de sus posibles gestaciones).

Pero tal vez su consulta tenga otro sentido, más complejo: ¿puede evitarse la molestia del pinchazo y posibles (aunque excepcionales) otros efectos secundarios más allá del malestar y molestias locales de la inyección, en una adolescente que por su condición de salud con un pronóstico vital limitado, no se va a beneficiar, presumiblemente, de una vacuna con una proyección de beneficios a tan largo plazo? (estamos suponiendo que la condición de su paciente marca un horizonte vital de limitado alcance).

La primera consideración que se nos plantea es la de intentar ser justos y equitativos. Para actuar con justicia, diríamos que cualquier niño o adolescente tiene el mismo derecho a recibir del sistema sanitario todos los cuidados y medidas que este establezca como mínimos para todo niño, independientemente de cualquier circunstancia individual. Y la necesidad de equidad nos lleva a proporcionar a los niños y adolescentes con mayor nivel de dependencia y vulnerabilidad, más esfuerzos y apoyo que a cualquier otro niño en mejor situación, o sea más al que más lo necesita. Estas consideraciones nos llevan a recomendar esta y cualquier otra vacuna (o medida de otro tipo) para su paciente.

Pero también hay otras consideraciones éticas a tener en cuenta. Considerando que su paciente tiene por delante un horizonte vital limitado (lo cual es una suposición nuestra que tal vez no corresponda con la realidad) y que apenas se va a beneficiar de la vacuna de los 14 años (Td o Tdpa), sería comprensible y admisible evitar las molestias menos necesarias y buscar el máximo confort en la paciente.

¿Quién y cómo tomar la decisión de una opción (vacunar pese a todo) o la otra (evitar las molestias de una vacuna que apenas va a aportar beneficios)?. Aquí creemos que entra en juego la familia y la propia paciente, que son en quienes reside la capacidad moral y jurídica para ello. Son las preferencias y expectativas de estos, familia y paciente adolescente, las que deben iluminar el proceso de decisión. Las familias de estos pacientes generalmente se han dedicado a ellos con tal intensidad, muchas veces con escaso apoyo social e institucional, y han puesto en juego un amor y generosidad tan extraordinarios hacia su hijo/a en condiciones de tal vulnerabilidad, que lo que más necesitan de los profesionales de referencia en el día a día es la comprensión y el apoyo a sus decisiones vitales.

Como sanitarios de referencia creemos que nuestro papel podría ir, en primera instancia, en la dirección de proporcionar toda la información técnica necesaria, en los momentos oportunos y adaptada al nivel de información y comprensión de la familia. También a la propia paciente, pues con sus 15 años podría estar en disposición de recibir información y expresar sus preferencias. Y, en segundo lugar, apoyar, comprender y derrochar compasión con las decisiones de la familia (y la paciente, si esta está en condiciones de participar en el proceso de decisión). Creemos que este es uno de esos casos en los que los valores y preferencias de cada sanitario actuante deben ceder a las de la familia y la paciente (aunque esto, como todo lo expuesto, es perfectamente matizable y debatible).

Resumiendo esta larga disquisición (que rogamos nos disculpe si hemos hecho suposiciones alejadas de la realidad de su paciente y del propósito de su consulta), creemos que tanto si la familia/paciente deciden proseguir con la vacunación pendiente como si, por el contrario, prefieren evitar las molestias de esta, serían posiciones admisibles desde las perspectivas médica y humana. 

Un saludo,

Comité Asesor de Vacunas de la AEP