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Las infecciones meningocócicas han bajado un 90 % con la pandemia de covid

22 marzo 2021
Fuente: 
Elaboración propia a partir de varias fuentes

La emergencia del SARS-CoV-2 a finales de 2019 y su rápida expansión llevó a la OMS a declarar la pandemia de covid el 11 de marzo de 2020. En España se decretó el estado de alarma con un confinamiento domiciliario estricto el 14 de marzo de 2020 (semana 9/2020), seguido después de medidas de limitación de la movilidad, prohibición de reuniones numerosas y ciertas actividades de mayor riesgo, uso de mascarillas faciales, distanciamiento físico y lavado de manos como principales, aunque no únicas, medidas de protección individual y poblacional para contener la propagación de la infección. El cierre de los colegios, institutos y centros universitarios ha estado entre las medidas, aunque la modalidad, intensidad y duración de las mismas, como con las demás medidas, ha sido ampliamente variable entre comunidades autónomas y a lo largo del tiempo; a día de hoy, la actividad presencial en algunos centros universitarios no se ha recuperado en su totalidad. En prácticamente todos los países del mundo se han puesto en marcha medidas similares, aunque, como es de esperar, con gran variabilidad.

El impacto de la pandemia (y de las medidas tomadas para su contención) ha sido, está siendo, extraordinario en múltiples facetas de la vida de los individuos y las poblaciones en su conjunto. Los sistemas sanitarios aún sufren una presión y estrés elevadísimos, y algunos de los fenómenos más llamativos y enigmáticos de los que estamos siendo testigos, son los cambios en la incidencia de otras infecciones. Sin pretender agotar la lista de consecuencias de la pandemia en este terreno, cabe destacar la reducción drástica de la frecuencia de aparición de las infecciones respiratorias y las sistémicas que se transmiten por vía respiratoria. Son los casos de la bronquiolitis por VRS, la gripe, las infecciones neumocócicas y la enfermedad meningocócica invasora (EMI). 

Los programas de vacunación han sido otro de los damnificados por las exigencias de la pandemia. En nuestro medio, la reducción de las vacunaciones sistemáticas de los primeros meses de pandemia probablemente se ha recuperado al menos en su mayoría, pero no así en amplias regiones del mundo, sobre todo los de menores recursos, en los que verán un incremento de la incidencia de enfermedades inmunoprevenibles.

Se presentan en este texto los datos referidos a la incidencia de la EMI en la temporada en curso en España, comparándolos con los de las dos temporadas precedentes.

La enfermedad meningocócica en España en la temporada 2019-20

En el pasado mes de noviembre se publicó en esta web el resumen de lo que había sido la última temporada epidemiológica (2019-20) (entre las semanas 41/2019 y 40/2020). La evolución de la incidencia global y por serogrupos entre las temporadas 2010-11 a la pasada 2019-20 puede verse en la imagen adjunta.

En la nota publicada entonces se destacaba que en 2019-20 se había truncado la tendencia ascendente de la incidencia de la EMI de los años anteriores, y que el descenso había afectado a todos los serogrupos. También se aventuraban algunas razones de lo observado, relacionadas con las medidas adoptadas para frenar la expansión de la pandemia y la recién comenzada vacunación de los adolescentes con vacuna antimeningocócica tetravalente (ACWY).

Evolución de la enfermedad meningocócica en la temporada en curso, 2020-21

Partiendo de la información disponible en el Boletín epidemiológico semanal en red (Centro Nacional de Epidemiología -CNE-, Instituto de Salud Carlos III), en cuya base de datos solo se encuentran los boletines desde la semana 23/2019, se muestran en las imágenes adjuntas la evolución de la incidencia de la EMI por semanas, partiendo de la semana 41, en las temporadas 2018-19, 2019-20, y la actual, 2020-21 hasta la semana 9/2021 (1-7 de marzo de 2021, boletín n.º 11).

Se han notificado 24 casos de EMI, entre los que se encuentran 7 de enfermedad producida por meningococo del serogrupo B y 4 del serogrupo W (ver tabla adjunta).

En la primera de las siguientes imágenes (ver aquí: JPG y PDF) se incluyen todos los casos (incidencia acumulada) de EMI (todos los serogrupos, los serogrupos desconocidos, los no tipables y las sospechas no confirmadas microbiológicamente).

En la segunda imagen (JPG y PDF) se muestran los mismos datos desagregados según los serogrupos principales B, C, W e Y.

Hasta la semanas 9 y 10/2020 la incidencia (línea roja) transcurría paralela al año previo (línea verde), tal vez con una leve tendencia creciente. Sin embargo, a partir de ese punto, la línea de incidencia acumulada se aplana, y se despega de la del año anterior, por una reducción importante de la presentación de nuevos casos. Al final de la temporada 2019-20 fueron 289 casos, frente a 426 de la anterior (tasa de incidencia de 0,61 casos/100.000, frente a 0,91 del año previo).

Y la temporada actual, representada por la línea azul, muestra la casi desaparición de la EMI: hasta la semana 9/2021 han sido 24 casos, mientras que en el mismo periodo de la temporada anterior fueron 228 casos (y 194 en la anterior, 2018-19).

Aunque los datos mostrados por el CNE son provisionales, es patente la drástica reducción (87,6 %) de casos de EMI en la temporada en curso (2020-21) comparada con la anterior.

¿Las medidas de protección contra la pandemia son la única razón de la reducción de las infecciones de transmisión respiratoria?

La reducción de la incidencia de infecciones como la gripe, la bronquiolitis, las infecciones neumocócicas (Clin Infect Dis. 2021;72(5):65-75) y también las infecciones meningocócicas ha sido comprobada en numerosos países. Por ej.:

Entre las causas que se han planteado se encuentran, principalmente, las medidas de protección contra la diseminación de la covid (limitación de la movilidad y los contactos, distancia física, mascarilla facial, lavado de manos, etc.), las limitaciones de aforo y el incremento de la actividad no presencial en los centros sanitarios, la evitación de la atención sanitaria por parte de la población (causa válida para infecciones como la gripe, pero no para la EMI, que sin atención médica acaban irremediablemente en enfermedad muy grave y probable muerte), y finalmente la distorsión de los sistemas de vigilancia epidemiológica por el estrés soportado.

Sin embargo, estas razones no parecen despejar todas las dudas (reducción de infecciones hasta casi desaparecer, los lactantes y niños pequeños que no usan mascarilla y mantienen un nivel de contactos similar también tienen menos infecciones respiratorias, etc.), lo que ha dado lugar a proponer razones biológicas del tipo de la interferencia viral, quizás por la competencia por los limitados recursos metabólicos de las células huésped, o tal vez por el estímulo continuado de la inmunidad innata. Según V. Greenwood (STAT, 31/ene de 2021), el epidemiólogo M. Mina expresó informalmente esta idea así: "Las infecciones virales en realidad pueden proteger a las personas de otras infecciones virales, o infecciones bacterianas, estimulando las respuestas inmunitarias, manteniendo nuestro sistema inmunológico innato alerta todo el tiempo, con estos pequeños pero constantes empujones y codazos”. En esta misma fuente se recuerda como ya el propio E. Jenner describió que las personas con herpes no respondían igual a la inoculación del virus de la viruela de la vaca. Tras muchos años desde entonces, lo más claro es lo poco que se conocen los mecanismos que gobiernan la ecología viral. 

¿Qué pasará en adelante con estas infecciones ahora casi desaparecidas?

Es evidente que en algún momento, una vez que se controle la transmisión comunitaria de la covid, se recuperará la normalidad en cuanto a movilidad, reuniones y aglomeración de personas y sea posible abandonar la mascarilla facial en entornos comunitarios. La vacunación amplia en la población probablemente lo permita. Pero qué pasará con estas infecciones ahora casi desaparecidas, es un enigma y motivo de preocupación:

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