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vacuna FIEBRE AMARILLA

[Artículo compartido con la web EnFamilia de la Asociación Española de Pediatría]

Marzo 2022

¿Qué es la fiebre amarilla?

La fiebre amarilla es una enfermedad aguda hemorrágica ocasionada por un virus transmitido por mosquitos, especialmente del género Aedes. Se denomina “amarilla” por el color amarillento (ictericia) que presentan algunos enfermos.

La mayoría de las personas infectadas con el virus de la fiebre amarilla no tendrán síntomas o estos serán leves y se recuperarán por completo. Se manifiesta por fiebre, escalofríos, dolores musculares y de cabeza a los 3-6 días de la picadura del mosquito infectado. Una pequeña proporción de casos se agrava con una inflamación del hígado (causa de la ictericia) y hemorragias digestivas, nasales y oculares. Cuando esto sucede, más de la mitad de los enfermos fallecen.

Es propia de países tropicales de África y Latinoamérica, con una incidencia anual de hasta 200·000 casos y entre 30 000 y 60·000 muertes.

¿Cómo prevenir la fiebre amarilla?

Evitando las picaduras del mosquito en zonas de riesgo, minimizando la exposición al mismo y aplicando los insecticidas y repelentes de insectos apropiados, y por medio de la vacunación.

¿Con qué vacunas contamos?

En España se dispone de Stamaril, compuesta por virus vivos debilitados, que no provocan la enfermedad, pero inducen protección frente a ella.

¿Quién debe vacunarse?

Todas las personas entre los 9 meses y los 60 años de edad que vayan a viajar o permanecer en áreas donde se transmite el virus causal. Los viajeros deben recibir la vacuna 10 días antes de llegar a destino, como mínimo. En España la administran los centros de vacunación internacional, que expiden un Certificado Internacional de Vacunación, necesario para acceder a países con alta incidencia de fiebre amarilla en los que esta vacunación es un requisito para la entrada.

¿Cómo se administra la vacuna?

Por inyección subcutánea (preferible) o intramuscular. Puede administrarse simultáneamente con cualquier otra vacuna, salvo con la triple vírica. Si se ponen por separado, cualquier intervalo de tiempo es válido con las vacunas inactivadas o muertas, excepto para la triple vírica (sarampión, paperas y rubeola) y la de la varicela, con las que se debe respetar un mínimo de 4 semanas para no interferirse entre ellas. Sin embargo, cuando se necesite una protección rápida o para no perder la oportunidad de su recepción, se acepta y recomienda su administración simultánea o con cualquier intervalo menor, puesto que no impide la inducción de suficientes niveles de anticuerpos protectores específicos. Con la vacuna de la varicela se puede aplicar simultáneamente, pero si no es así se recomienda separarla por 4 semanas.

La vacunación comprende una única dosis. No precisa refuerzos, puesto que protege de por vida. De todos modos, algunos países con altas incidencias de fiebre amarilla exigen una vacunación documentada en el curso de los 10 años anteriores.  

¿Cuáles son las reacciones adversas de la vacunación?

Las más comunes son leves en el punto de inyección: dolor, enrojecimiento o tumefacción. También dolor de cabeza. Son más frecuentes entre el tercer y séptimo día tras la vacunación. En los niños pequeños, las reacciones notificadas con mayor frecuencia fueron irritabilidad, llanto, somnolencia y pérdida de apetito.

Muy excepcionalmente se ha asociado a algunas reacciones graves, afectando al sistema nervioso o a diversos órganos. Las favorece la presencia de algunos factores: edad inadecuada, infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

¿Cuáles son las precauciones y contraindicaciones de la vacunación?

No debe practicarse en el transcurso de una enfermedad febril aguda o ante antecedentes de reacciones alérgicas graves a algún componente de la vacuna (huevo, proteínas de pollo).

Está contraindicada en niños menores de 6 meses, adultos mayores de 60 años y en personas con enfermedades o tratamientos que comporten un importante descenso de sus defensas: infección por el VIH sintomática, cáncer, déficits inmunitarios constitucionales, trasplantadas. Es una precaución en pacientes con una intolerancia hereditaria a la fructosa, ya que contiene sacarosa.

Ciertas situaciones contraindican en principio la vacunación, pero se admite individualmente cuando el riesgo de adquirir la enfermedad se considere superior al de sus posibles efectos adversos, particularmente en brotes epidémicos. Se incluyen:

  • Lactantes de 6 a 8 meses de vida y adultos mayores de 60 años. La vacuna es eficaz, pero se incrementa el riesgo de complicaciones importantes.
  • Embarazo. Los virus vacunales, aunque debilitados, podrían infectar al feto. Nunca se ha comprobado, pero el principio de precaución aconseja evitar el embarazo en las 4 semanas siguientes a la administración de la vacuna a una mujer en edad fértil.
  • Lactancia. Parte de los virus vacunales se eliminan por la leche materna, pero la  posibilidad de causar enfermedad en el lactante es remota. Si el viaje no se puede posponer, la madre lactante de un menor de 9 meses debe ser vacunada y debe extraerse leche y desecharla los 14 días que dura la eliminación del virus tras la vacuna. Se considera segura la vacunación durante la lactancia a partir de los 9 meses de edad.

¿La Asociación Española de Pediatría (AEP) aconseja vacunar de la fiebre amarilla?

Si, a los niños mayores de 9 meses que vayan a viajar a países de riesgo, siguiendo las indicaciones preventivas dictadas por las autoridades sanitarias, respecto a las vacunaciones en caso de viajes internacionales (Web del Ministerio de Sanidad).