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Fiebre amarilla: una amenaza mundial

01 agosto 2016
Fuente: 
OMS, Internacional Journal of Infectious Diseases

En una noticia anterior informamos del brote de fiebre amarilla iniciado en Angola, en diciembre de 2015. Desde entonces, la evolución del brote abona la preocupación por las consecuencias de la extensión de la enfermedad y por las dificultades para su control.

Situación actual

Actualmente (datos de la OMS a 21 de julio):

  • Angola: 3682 casos sospechosos, 877 casos confirmados, 361 fallecimientos. La mayoría de los casos han afectado a varones de 9 a 19 años de edad.
  • República Democrática del Congo (RDC): 1798 casos sospechosos (68 confirmados, aunque en este país no se han usado los test de confirmación en las últimas semanas, por falta de disponibilidad de medios). La mayoría de los casos confirmados estaban relacionados con el brote iniciado en Angola.
  • Kenia: 2 casos confirmados, importados desde Angola.
  • China: 11 casos confirmados importados desde Angola. Es la primera vez en la historia que se registra esta enfermedad en el continente asiático.
  • Otros casos o brotes no relacionados con el brote de Angola, en Brasil, Colombia, Perú, Chad, Ghana, Guinea y Uganda. Esta circunstancia conlleva la necesidad de uso de vacunas en estas regiones, lo cual limita más la disponibilidad de las mismas en Angola y RDC.

En Kinshasa (capital de la RDC), la OMS va a iniciar una campaña de vacunación masiva con dosis reducidas (20 % de la dosis estándar) con carácter de urgencia.

Evaluación del riesgo

El caso de Angola despierta enorme preocupación por las siguientes razones:

  • Transmisión local activa a pesar de que 15 millones de personas han sido vacunadas (de una población oficial de casi 22 millones). Esta transmisión es más elevada en las regiones cercanas a Luanda, capital del país.
  • Riesgo de transmisión a países vecinos; las fronteras son porosas y el control de viajeros muy difícil por la economía y organización social locales.

La OMS, el ECDC europeo, los CDC norteamericanos y demás entidades se mantienen alerta e informan regularmente de la situación. También, todas las publicaciones médicas importantes se han hecho eco de la situación. El International Journal of Infectious Diseases, en un artículo reciente, se pregunta si las situación actual constituye una amenaza mundial, ya que el potencial de extensión del brote es muy elevado, basándose en las siguientes razones:

  • Antecedentes históricos de grandes epidemias de fiebre amarilla que llegaban a zonas lejanas, viajando en barcos de vela con enfermos y mosquitos: por ej. en Barcelona, en 1821, con más de 20 000 fallecidos, y así otros muchos puertos europeos y de otros continentes. Más recientemente, en Nigeria, en 1986-87, con más de 24 000 muertes por la fiebre amarilla. Ahora son los aeropuertos los que mayor riesgo concitan.
  • El control de los mosquitos no es la solución, aunque todas las medidas sobre la población de vectores es una ayuda.
  • Los controles fronterizos entre los países afectados son sumamente difíciles, y su bloqueo ha demostrado no ser de ninguna utilidad en el control de la extensión de la enfermedad, más bien al contrario. Además, al limitar la actividad económica local, incrementaría la pobreza y la vulnerabilidad de sus habitantes.
  • La vacuna es el único recurso y es tan efectiva, que una quinta parte de la dosis estándar es capaz de procurar suficiente protección durante, al menos, un año. Sin embargo, la vacunación necesita jeringas y material de inyección y una eficaz logística para mantener la cadena del frío (la de la fiebre amarilla es una vacuna viva y por lo tanto especialmente sensible al calor).
  • Es necesario que las actividades de protección de la población de Europa y Norteamérica se lleven a cabo mediante inversiones preferentes en el origen del problema, es decir, en África, donde resultarán mucho más rentables.

Hay numerosos recursos que proporcionan información casi a tiempo real (monitorización de enfermedades emergentes) de la evolución de esta enfermedad y otras como el zika, el dengue, etc.; uno de ellos es ProMED, iniciativa auspiciada por la International Society for Infectious Diseases y financiada por diversas entidades públicas y privadas y, además, disponible en diversos idiomas, entre ellos el español.

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