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¿Se vacunaría usted contra el COVID-19?

21 octubre 2020
Fuente: 
Elaboración propia a partir de varias fuentes

Nunca antes se había seguido con tanto interés el desarrollo de vacunas frente a alguna enfermedad. Ahora, el interés por el desarrollo de las vacunas frente al COVID-19 es tal que los medios de comunicación incluyen esta cuestión en sus titulares de casi cada día. El mensaje principal es que el control de la pandemia y, por tanto, poder volver a la normalidad, depende en gran medida de la disponibilidad de una o más vacunas frente a la infección por el virus SARS-CoV-2. A estas alturas, el impacto de la pandemia es tan extraordinario, que la necesidad de las vacunas se percibe como una prioridad sanitaria y social de primer nivel.

Sin embargo, a día de hoy, aunque las perspectivas de conseguir vacunas eficaces son optimistas, no hay ninguna certeza sobre su efectividad real, y es muy posible que las primeras disponibles lo sean solo parcialmente. Pese a ello, los políticos y gestores de la respuesta a la pandemia, así como algunos intereses comerciales, han elevado las expectativas de forma desmedida. La respuesta de la población ante la eventual frustración de las aspiraciones actuales de control de la pandemia mediante vacunas es un enigma, y puede limitar el futuro de la investigación (las siguientes generaciones de vacunas probablemente sean notablemente mejores que las primeras), de la adherencia a las recomendaciones de las autoridades de salud pública y alimentar la desconfianza hacia la propia ciencia y el sistema sanitario.

A la vez, la desinformación y las informaciones erróneas están mostrando una amplia capacidad de infiltración social y manejo perverso de las incertidumbres reales, que pueden sincronizarse con las dudas, temores y percepciones de amplias capas de la población, facilitando su desconfianza y rechazo a las recomendaciones emanadas de las evidencias científicas.

El objetivo de esta nota es presentar los datos que aportan algunas investigaciones que exploran las actitudes de la población ante las vacunas que se espera disponer en los próximos meses. Porque sería un gran fracaso si, teniendo vacunas suficientemente eficaces y seguras, fueran rechazadas por una parte importante de la población.

Estudios sobre percepciones y actitudes en relación al COVID-19 en España

Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS): barómetro de octubre

Según el avance del barómetro del mes de octubre del CIS (Estudio n.º 3296, 1-7 de octubre de 2020) publicado el 15 de octubre, y ante la pregunta “¿estaría usted dispuesto/a a vacunarse inmediatamente cuando se tenga la vacuna?”, las respuestas obtenidas se muestran en la imagen inicial. 

  • Responden que sí el 40,2 % y que no el 43,8 %. 
  • Un mes antes, en el barómetro del mes de septiembre, las respuestas a la misma pregunta fueron que sí un 44,4 % y que no un 40,3 %. 
  • Nótese la reducción de 4,2 puntos porcentuales en las respuestas afirmativas y un incremento de 3,5 puntos en los que responden negativamente, en un mes. 

Monitorización del comportamiento y las actitudes de la población relacionadas con el COVID-19 en España (COSMO-SPAIN)

El Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha dado a conocer hoy los primeros resultados del estudio "Monitorización del comportamiento y las actitudes de la población relacionadas con el COVID-19 en España (COSMO-SPAIN, estudio OMS)":

  • En julio era el 70 % de los encuestados los dispuestos a vacunarse si las autoridades sanitarias lo recomendaran.
  • Pero en septiembre, el porcentaje ha caído hasta el 43 %,

Estudio de la Universidad de Cambridge sobre las actitudes de la población ante el COVID-19 y sus vacunas en cinco países, España entre ellos

Investigadores de la Universidad de Cambridge llevaron a cabo, en los pasados meses de abril y mayo, una encuesta en EE. UU., España, Irlanda, México y Reino Unido (RU) (n=700 en cada país, más dos encuestas adicionales en RU) con los objetivos de explorar la vulnerabilidad a la información falsa (creencias) y su impacto en las actitudes de la población (Roozenbeek J, et al. R Soc Open Sci. 2020, 14 de octubre).

La encuesta incluía una amplia variedad de ítems, agrupados en tres apartados: uno, de predictores generales con datos personales, simpatías ideológicas y nivel de resolución aritmética (esta para medir la capacidad de comprensión de variables cuantitativas en general); dos, actitudes frente a las recomendaciones de salud pública; y tres, el nivel de fiabilidad de nueve afirmaciones sobre la pandemia, de las que seis corresponden a información falsa que circula ampliamente en las redes sociales (por ej. la de que “las redes 5G incrementan el riesgo de infectarse por coronavirus”). 

Entre los resultados, cabe destacar:

  • La afirmación de que “el nuevo coronavirus fue diseñado en un laboratorio de Wuhan” fue calificada como fiable por el 22-37 % de los encuestados (en España, el 37 %).
  • La propensión a creer en afirmaciones como la anterior está asociada a una menor probabilidad de aceptar la vacunación (OR 0,77; IC 95 % 0,72-0,83) y de recomendarla a familiares y allegados (OR 0,72; IC 95 % 0,67-0,78).
  • La mayor sensibilidad a la información falsa estuvo asociada a un autoposicionamiento ideológico de tipo “conservador” (en España, Irlanda y México), menor edad y mayor confianza en la gestión de los políticos. Por el contrario, una menor propensión a creer las informaciones falsas estuvo asociada con mayores capacidades aritméticas y mayor confianza en los científicos.

Entre las conclusiones, los propios autores destacan:

  • La mayoría de la población de los países estudiados no creen en las informaciones falsas sobre la pandemia.
  • Pero hay una parte relevante que son propensos a creer algunas de las informaciones falsas, y ello representa un riesgo para la salud pública, ya que encuentran un vínculo entre estas creencias y el rechazo vacunal y a una menor probabilidad de seguir las recomendaciones de salud pública.

Para obtener más información sobre este estudio se puede consultar la nota de prensa de la Universidad de Cambridge en EurekAlert, 13 de octubre de 2020 y el comentario en CIDRAP, 14 de octubre de 2020.

Casi uno de cada cuatro franceses rechazaría la vacunación frente al COVID-19

En un estudio francés en el pasado mes de abril (Soc Sci Med. 2020;265:113414), con una muy elevada incidencia de COVID-19, encuentran que:

  • Casi una cuarta parte de los encuestados (n=5018) rechazaría la vacunación si estuviera disponible. Las tres razones más usuales fueron: desconfianza general en las vacunaciones, especialmente en una vacuna desarrollada de forma apresurada y la falta de necesidad por la naturaleza inofensiva del nuevo virus.
  • La desconfianza se concentra en la población que se ubica en los extremos radicales de ambos lados del espectro político.

En un comentario sobre los resultados hallados en un subgrupo de los franceses encuestados, se destaca la importancia de la interferencia que se deriva de politización del debate vacunal, la concentración del rechazo en las posiciones políticas extremas, prediciendo que finalmente el rechazo vacunal cuando estén disponibles las vacunas del COVID-19 llegarán a ser un relevante problema de salud pública (Lancet Infect Dis. 2020;20(7):p769-70).

Uno de cada tres británicos rechazaría la vacunación del COVID-19

En un estudio de la University College London (n>70 000) publicado en septiembre, la mitad de los británicos (49 %) califican como probable aceptar la vacunación, a la vez que un 32 % no (22 % probablemente y otro 10 % de forma segura). El estudio también detectó la presencia de creencias erróneas sobre las vacunaciones y preocupación por la seguridad de las futuras vacunas del COVID-19.

Cae la proporción de estadounidenses que se vacunarían frente al COVID-19

Un amplio estudio sociológico hecho en dos momentos separados por cuatro meses (mayo y septiembre de 2020) ha constatado cambios relevantes en la predisposición de los estadounidenses ante la eventualidad de aceptar la vacunación del COVID-19. En la segunda ronda, en septiembre/2020 (n=10·093) solo un 51 % de los encuestados se vacunaría, frente al 72 % en la primera ronda en mayo/2020. Las dos principales razones aducidas por los reacios a la vacunación fueron la preocupación por los efectos adversos y las dudas de la efectividad de las vacunas. Entre otros datos, se muestra que las personas que simpatizan con el partido republicano y las de color negro son menos propensas a aceptar la vacunación.

Otros estudios:

  • Una encuesta a adultos estadounidenses (n=1000) en el mes de abril encontró que el 57,6 % aceptaría vacunarse, pero el 31,6 % mostraban dudas y el 10,8 % directamente la rechazaría (Fisher KA, et al. Ann Intern Med. 2020, 4 de septiembre). 
  • Otra encuesta (n=316) encontró que la historia vacunal previa y la percepción de gravedad del COVID-19 fueron predictores de la aceptación de la vacunación frente a este. También que un periodo de tiempo mayor de pruebas de las vacunas antes de su uso masivo mejoró su aceptación (Vaccines. 2020;8(4):582).

Comunicación, ética y confianza en las vacunaciones

Se acepta que una política de comunicación bien planeada y enfocada a las principales preocupaciones de la población en relación con las vacunaciones y la inclusión de consideraciones éticas en el diseño de las investigaciones, son elementos clave, entre otros, en la construcción de la confianza vacunal (Nature. 2020;575:130-6). 

Todo lo relacionado con la pandemia actual se está conduciendo con prisas. Tal vez no sea conveniente publicar resultados preliminares de la investigación en marcha de forma apresurada. Publicitar resultados de la investigación sobre vacunas del COVID-19 demasiado pronto plantea nuevos retos (Cohen J. Science. 2020, 14 de octubre):

  • Si la investigación muestra resultados de eficacia/efectividad o seguridad no satisfactorios, la frustración de las elevadas expectativas levantadas puede alimentar el abandono de participantes, y dar al traste con la confianza y la financiación en los demás candidatos en investigación.
  • Si, por el contrario, los resultados, aunque sean preliminares, son buenos o muy buenos, pueden poner en peligro la continuación de los propios estudios, por el posible rechazo de los participantes a recibir eventualmente el placebo, e incluso se podrían argumentar objeciones éticas al uso de placebo en la mitad de los participantes.

Uno de los flancos débiles de las primeras investigaciones emprendidas ha sido la excesiva homogeneidad social y la exclusión de las minorías, algunas de las cuales han sufrido de forma especial el impacto de la pandemia, entre los participantes en los ensayos de prueba de las vacunas, comprometiendo la confiabilidad de la acción científica y las recomendaciones derivadas (Warren RC, et al. N Eng J Med. 2020, 16 de octubre).

En la dirección de ampliar la vigilancia de los aspectos básicos de la seguridad de las vacunas en estudio, la exigencia de las agencias reguladoras de un periodo de seguimiento después de completar la vacunación de, al menos, 2 meses, es apropiada en el caso del COVID-19 (Krause PR, et al. N Engl J Med. 2020, 16 de octubre), aunque ello demore un poco la comunicación de resultados.

Comentario final

Los datos mostrados por los estudios sobre percepciones y actitudes siempre son difíciles de interpretar, e, incluso, no es inusual que den lugar a interpretaciones contradictorias. En todo caso deben tomarse como un reflejo parcial de un contexto y momento concretos. Y, por si no fuera poco, la técnica y la forma de presentar las preguntas a los encuestados puede tener un impacto importante y condicionar las tendencias de las respuestas (Timmons S, et al. J Epidemiol Comm Health. 2020, 16 de octubre).

Dado el elevado nivel de incertidumbre que mantiene la pandemia de COVID-19 y que se habla de vacunas que aún no existen, es del todo razonable mostrar precaución y dudas ante la pregunta de si se aceptaría la vacunación. 

Pese a las limitaciones mencionadas, el estudio, análisis y monitorización de las percepciones y actitudes de la población ante los grandes interrogantes abiertos en torno al COVID-19, la futura vacunación entre ellos, es una tarea de gran importancia. La información obtenida puede y debe servir para orientar las políticas de comunicación dentro de un plan de concienciación e implicación de la población en las respuestas a la pandemia, para mejorar la adherencia a las recomendaciones de salud pública, entre ellas las que pudieran derivarse de la disponibilidad de posibles vacunas frente al COVID-19.

En todo caso, es el momento de abrir el debate sobre lo que se sabe y lo que no se sabe a la población, haciéndoles partícipes de las difíciles decisiones que habrán de tomarse en los próximos meses (Nature. 2020;586:475), como a quién vacunar primero y otras.

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Adenda, 19 de noviembre de 2020. Evolución de la respuesta a la pregunta de “¿estaría usted dispuesto/a a vacunarse inmediatamente cuando se tenga la vacuna?”, a partir de los avances del barómetro de los meses de septiembre a noviembre de 2020 (CIS).

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Otras referencias: