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Récord de casos de paperas en Estados Unidos

18 marzo 2017
Fuente: 
CDC

Imagen: CDC https://www.cdc.gov/mumps/images/outbreaks-graph.png

Los medios de comunicación norteamericanos ya lo han aireado (CNN, 13 de diciembre de 2016): en 2016, se ha visto el mayor número de casos de parotiditis de los últimos 10 años.

Según los CDC en 2016 han sido 5311 casos notificados, y en los 2 primeros meses de este 2017 han sido más de 1000 nuevos casos. Estas cifras multiplican las registradas entre los años 2007 y 2015.

En EE. UU. se inició la vacunación frente a la parotiditis en 1967, y desde entonces la reducción global de su incidencia supera el 99 %. La efectividad estimada para la primera dosis (en EE. UU. a los 12-15 meses de edad) es del 78 % (49-92 %), mientras que para la segunda (4-6 años) se sitúa en el 88 % (66-95 %). Sin embargo, y a pesar de las elevadas tasas de coberturas vacunales alcanzadas siguen notificándose casos.

La parotiditis se transmite a través de las secreciones respiratorias (tos, estornudos) y a través de la saliva y fómites. El contacto cercano y compartir objetos (utensilios de cocina, cigarrillos, pintalabios, etc.) favorecen la extensión (también algunas condiciones climatológicas, en concreto el viento). Los brotes registrados en 2016 han ocurrido asociados a centros educativos (educación secundaria y universidades) y han afectado sobre todo a jóvenes de 18 a 20 años de edad que, en su mayoría, estaban vacunados con 2 dosis de vacuna triple vírica. El elevado porcentaje de casos asintomáticos (entorno al 30 %) también constituye un condicionante relevante en la extensión de la infección.

Las vacunas frente a la parotiditis (que forman parte de las vacunas triples víricas) contienen la cepa Jeryl-Lynn (o la cepa derivada de ella, RIT 4385) nunca han demostrado cifras de efectividad como las alcanzadas frente al sarampión y la rubeola, hecho atribuido a la menor inmunogenicidad del componente antiparotiditis. Pero esta razón no justifica, por sí misma, la observación de la intensificación de los brotes como los observados en 2006 y nuevamente en 2016.  El análisis de las tendencias parece mostrar que, además de lo dicho antes, la duración de la protección parece desvanecerse al cabo de 10-15 años. No obstante, como reconoce Mona Marin (reputada experta de los CDC), estas razones no explicarían por qué los brotes actuales afectan a jóvenes de 16 a 20 años y no tanto a adultos de mayor edad. Parece descartarse que los virus circulantes hayan sufrido cambios genotípicos relevantes y que jueguen un papel determinante los casos importados.

Para el control de los brotes de los últimos meses se ha utilizado la administración de una tercera dosis de vacuna triple vírica en los colectivos afectados, con éxito según indican las evaluaciones iniciales. Los CDC han puesto en marcha un grupo de trabajo específico, cuyo esperado informe, servirá de base para que el ACIP, con todos los datos en la mano, decida si conviene establecer alguna recomendación oficial respecto a una tercera dosis de esta vacuna.

Clásicamente, entre las complicaciones de la parotiditis se señalaba que el 1-15 % de los enfermos padecían meningitis linfocitaria y el 30 % de los varones, orquitis. Afortunadamente, en los brotes actuales la incidencia de complicaciones es menor, denotando ello la menor patogenicidad y virulencia del virus vacunal.

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