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No hay pruebas de que las vacunas de difteria, tétanos y tosferina protejan contra el COVID-19

09 noviembre 2020
Fuente: 
Elaboración propia a partir de varias fuentes

Foto de José R. Ladra en ABC, 8 de marzo de 2017

La semana pasada diversos medios de comunicación de gran difusión se hicieron eco de un estudio que atribuía efectos protectores frente al COVID-19 a las vacunas que contienen difteria y tétanos entre sus componentes (Antena 3 Espejo público, COPE, La Sexta, HOLA, La Vanguardia, TVE Saber vivir, MARCA, VozPópuli, etc.). 

Al parecer, como consecuencia de las expectativas levantadas por las informaciones mencionadas, se ha producido un incremento de la demanda de vacunas de este tipo en las farmacias comunitarias, en concreto de las siguientes:

  • La vacuna Tdpa, de la cual hay dos presentaciones comerciales Boostrix y Triaxis, está autorizada en niños a partir de los 4 años de edad (actualmente se emplea en el calendario a los 6 años de edad), en adultos y en embarazadas (en las que se administra en el tercer trimestre de gestación).
  • La vacuna Td, de la cual hay tres presentaciones comerciales, dos de ellas autorizadas a partir de los 7 años (Diftavax y Ditanrix adulto) y otra a partir de los 5 años (diTeBooster), y está incluida en los calendarios vacunales, a los 14 y 65 años de edad.

La sobredemanda de estas vacunas para un uso no indicado (pues ninguna evidencia hasta el momento apoya que estas vacunas protejan frente al COVID-19) podría causar problemas de disponibilidad de dichas vacunas para los usos autorizados, especialmente para el de la prevención de la tosferina en lactantes pequeños mediante la vacunación de las mujeres en el último trimestre de cada gestación.

En este punto hay que destacar que las vacunas hexavalentes que reciben los niños pequeños (a los 2, 4 y 11 meses de edad) también contienen los componentes de difteria, tétanos y tosferina, entre otros. 

Por otro lado, se recuerda que las vacunas incluidas en el calendario vacunal infantil o de las personas adultas se proporcionan de forma gratuita en los centros de vacunación (principalmente los centros de salud y también en hospìtales y otros centros acreditados), y que para las demás es imprescindible la indicación y prescripción médica previa.

¿De qué estudio hablamos?

Se trata de un artículo firmado por Pedro A. Reche, bioquímico del Departamento de Inmunología de la Universidad Complutense de Madrid, con un importante currículum científico en los campos de la inmunología y la bioinformática. El título es “Potential Cross-Reactive Immunity to SARS-CoV-2 From Common Human Pathogens and Vaccines” y se ha publicado en la revista científica: Front Immunol. 2020, 16 de octubre. La propia Universidad Complutense difundió esta publicación en una nota de prensa, el pasado 29 de octubre.

Algunos detalles del artículo mencionado:

  • Objetivo: explorar la reactividad cruzada de las vacunaciones infantiles y la exposición a patógenos comunes en la inmunidad frente al SARS-CoV-2.
  • Metodología: estudio “in silico” (modelización computacional de fenómenos biológicos naturales). Compara mediante herramientas bioinformáticas: 1) las secuencias de aminoácidos (péptidos) contenidas en las vacunas infantiles; 2) los péptidos codificados por el genoma de 18 virus y 7 bacterias, patógenos humanos comunes; y 3) los péptidos codificados por el genoma del SARS-CoV-2. Y, a continuación, hace simulaciones y predicciones mediante aplicaciones bioinformáticas de la respuesta inmune (B y T) ante estos péptidos.
  • Resultados: encuentra que 595 péptidos de las vacunas o los microorganismos incluidos muestran coincidencias con 551 péptidos del SARS-CoV-2. Las predicciones establecen las vacunas de difteria, tétanos y tosferina (DTP) contienen epítopos con reactividad cruzada con otros del SARS-CoV-2, y no todas las demás vacunas o microorganismos estudiados. En el caso de la DTPa (componente de tosferina acelular), los antígenos pertusis no contribuyen a la reactividad cruzada, pero sí lo hace, y de forma significativa, en el caso de la DTPe (componente de tosferina con bacterias inactivadas enteras [en inglés DTPw]).
  • Conclusiones: el autor destaca una cierta coherencia entre la epidemiología del COVID-19 y las distintas prácticas de vacunación con vacunas DTP en el mundo, donde la variabilidad de las vacunaciones justificaría la heterogeneidad del comportamiento del COVID-19 entre países (por ej. menos impacto del COVID-19 en países que usan la vacuna DTPe). La conclusión final es que la reactividad cruzada de los antígenos de las vacunas de difteria y tétanos con o sin tosferina con el SARS-CoV-2 apoyaría el papel protector de, sobre todo, la vacuna DTPe. 

En declaraciones a los medios informativos mencionados antes, el autor ha destacado que “sería recomendable considerar el uso de esta vacuna, o de alguno de sus derivados de menor carga antigénica, en la población general y potenciar así la respuesta inmunitaria frente al COVID-19”.

Reactividad cruzada 

La reactividad cruzada (cuando dos o más antígenos comparten epítopos capaces de promover una respuesta inmunológica compartida) es un fenómeno inmunológico complejo según el cual antígenos distintos son vistos como similares por el sistema inmunológico (Frank SA. Princeton University Press, 2002).

El fenómeno de la reactividad cruzada está muy presente en la práctica médica actual. Numerosas pruebas diagnósticas aprovechan esta cualidad, y, a la vez, es causa de falsos positivos en otras. La reactividad cruzada entre antígenos de la cápsula del meningococo B y componentes del sistema nervioso humano ha dificultado el desarrollo de vacunas frente a este microorganismo. 

El menor impacto de la pandemia de COVID-19 en la población infantil, en términos de carga de enfermedad grave, es un hecho comprobado hasta el momento, para el que se buscan explicaciones (PNAS. 2020;117(40):24620-6). Se han postulado hipótesis variadas, como la menor disponibilidad de receptores celulares ACE2 en los tejidos diana del virus SARS-CoV-2, una mejor respuesta de la inmunidad innata (Sci Tranl Med. 2020;12(564):eabcd5487) o la reactividad cruzada con otros antígenos a los que los niños están expuestos de forma especial, caso de otros coronavirus estacionales causantes de infecciones respiratorias leves usuales (Science. 2020;370(6512):89-94) y las vacunaciones infantiles.

Algunas vacunas atenuadas (sarampión, BCG y polio oral) han demostrado cierta capacidad para proteger también frente a otras infecciones mediante mecanismos poco conocidos, parte de los cuales tratan de explicarse por su efecto de entrenamiento de la inmunidad innata. También la reactividad cruzada entre conjuntos de antígenos complejos con múltiples epítopos (como son los propios microorganismos) podría actuar de una forma similar.

Vacunaciones infantiles y protección frente al COVID-19

El estudio comentado se enmarca en el contexto de la exploración de la eventual protección de algunas vacunas infantiles actuales frente al COVID-19, como explicación del menor impacto en la población infantil y de su posible nuevo uso en la población general, si así se demostrara, lo cual hasta el momento no ha ocurrido.

Un estudio retrospectivo en formato preprint encuentra una relación entre los registros vacunales (haber recibido vacunaciones en los 1, 2 y 5 años previos) y la incidencia de COVID-19 a nivel poblacional (MedRxiv. 2020, 29 de julio, finalmente publicado en Sci Rep. 2021;11:4741).

El papel protector de la BCG está en investigación en numerosos estudios en marcha (22 ensayos registrados en ClinicalTrials.gov, 13 de ellos en fase de reclutamiento de participantes). Cuentan con la ventaja de ser un producto conocido y ya aprobado, lo que ha permitido pasar directamente a estudios en fase 3, aunque en este momento no está asegurado el abastecimiento para los usos actuales. Es una cuestión muy debatida, tal vez podría constituir una herramienta contra el COVID-19 complementaria a otras y despierta gran interés (Biosaf Health. 2020;2(3):113-4).

Respecto a las vacunas de difteria, tétanos y tosferina (DTP), los datos disponibles son escasos, a veces contradictorios y poco esclarecedores:

  • En estudios de hace ya unos años se notificó que puede estar relacionada con ciertos efectos inespecíficos negativos (BMJ. 2016;355:i5170) sobre todo en mujeres (BMJ Open. 2012;2(3):e000707).
  • En un estudio con ratones, a los que se administraron vacunas infantiles, no se comprobó la presencia de anticuerpos con capacidad de neutralización del SARS-CoV-2 (PLoS ONE. 2020;15(10):e0241471).
  • Según algunos autores, el posible papel protector de la DTP frente al COVID-19 es una hipótesis merecedora de investigación (Med Hypotheses. 2020;141:109779). Otros autores destacan el posible papel protector de la vacuna de la tosferina como otra hipótesis a considerar (Med Hypotheses. 2020;145:110305).

Conclusiones finales

  1. El posible papel protector de las vacunas infantiles clásicas (incluyendo los distintos tipos de vacunas con tétanos, difteria y tosferina) frente al COVID-19, no es más que una hipótesis sobre el papel, pues no cuenta aún con ninguna evidencia sólida de ello. Aunque se demostrara la presencia de reactividad cruzada, debe destacarse que ello no comporta necesariamente protección alguna, que sería, en su caso, un resultado añadido que habría de ser nuevamente demostrado.
  2. Por lo tanto no está justificada la administración de vacunas de difteria, tétanos y tosferina, ni ninguna otra vacuna actual, con el propósito de obtener protección contra el COVID-19. Su uso fuera de las indicaciones aprobadas podría dar lugar a, entre otros efectos, una falsa percepción de seguridad y menor riesgo de contagio y transmisión de la infección, y comprometer la disponibilidad de las propias vacunas Tdpa para su uso en mujeres gestantes, uso que sí ha demostrado ser beneficioso especialmente para el futuro bebé y se incluye en las recomendaciones vacunales vigentes.
  3. El tono, contenido y expectativas de las informaciones de los medios de comunicación y de los propios investigadores deberían ajustarse a las evidencias disponibles en cada momento, ser puestas en su contexto real y relativizar los hallazgos puntuales de la investigación científica, para no levantar expectativas desmedidas alejadas de la realidad, por atractivas que parezcan.

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