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La fiebre amarilla resurge con fuerza en América Latina

28 julio 2025
Fuente: 
Organización Panamericana de la Salud

En pocas palabras
  • La OPS/OMS ha declarado una alerta epidemiológica por el aumento de casos de fiebre amarilla en América Latina en 2025.
  • Se han confirmado 235 casos humanos y 96 muertes en cinco países, con una letalidad del 41 %.
  • La enfermedad ha salido de la región amazónica y afecta nuevas zonas montañosas y periurbanas.
  • La mayoría de los casos se han producido en personas no vacunadas.
  • Las autoridades sanitarias llaman a reforzar la vigilancia, la vacunación masiva y la preparación frente a posibles brotes urbanos.

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La Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) han emitido una alerta epidemiológica ante el alarmante aumento de casos de fiebre amarilla en América Latina. Hasta el 25 de mayo de 2025, se han confirmado 235 casos humanos en cinco países de la región, con un trágico saldo de 96 defunciones, lo que representa una tasa de letalidad del 41 %.

Los países más afectados son Brasil, Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia, con brotes activos fuera de las tradicionales zonas amazónicas, lo que ha encendido las alarmas en las autoridades sanitarias. La situación, según la OPS/OMS, representa un riesgo “alto” para la salud pública regional (Figura 1).

Una expansión preocupante

Históricamente asociada con la región amazónica, la fiebre amarilla ha comenzado a afectar zonas montañosas, subtropicales y próximas a centros urbanos. Esta expansión geográfica, acompañada de un aumento en la letalidad y la aparición de epizootias (muertes de primates no humanos), revela una reactivación del ciclo selvático del virus que podría derivar en brotes urbanos si no se actúa con rapidez.

Brasil lidera el número de casos, con 111 confirmados y 44 muertes. Le siguen Colombia (74 casos y 31 defunciones), Perú (38 casos, 13 muertes), Ecuador (8 casos, 6 muertes) y Bolivia (4 casos, 2 muertes).

Casos más allá de la Amazonía

El brote actual se caracteriza por la aparición de casos en zonas que no habían reportado la enfermedad en décadas. En Brasil, el estado de São Paulo se ha convertido en un nuevo foco, con más de 50 casos. En Colombia, el departamento de Tolima concentra la mayoría de los contagios, incluyendo zonas montañosas del Parque Natural Regional Bosque de Galilea.
Perú ha registrado casos en las ecorregiones de Yungas, y Ecuador ha reportado muertes en cantones cercanos a sus fronteras con Colombia y Perú. La coincidencia geográfica sugiere una posible transmisión transfronteriza (Figura 2).

Factores de riesgo y baja vacunación

Una constante en los países afectados es la baja cobertura vacunal. Según la OPS/OMS, la mayoría de las personas infectadas no estaban inmunizadas contra la fiebre amarilla, a pesar de que la vacuna es segura, asequible y eficaz de por vida con una sola dosis.

El aumento de casos coincide con actividades humanas en ecosistemas selváticos —como la agricultura y el turismo rural— donde la presencia del mosquito vector y de reservorios animales (como monos) facilita la transmisión. La vigilancia de epizootias ha sido clave para anticipar brotes, ya que los primates son especialmente sensibles al virus.

Colombia: foco en Tolima

Colombia reporta un brote significativo en Tolima, con 65 de los 74 casos de 2025 concentrados en esta región. Las muertes alcanzan el 42 % de los infectados. Los municipios más afectados son Ataco, Cunday, Prado y Villarrica, entre otros. Además, se han registrado epizootias en departamentos como Huila y Putumayo, lo que aumenta la preocupación por la propagación viral.

Respuesta internacional y recomendaciones

Ante este panorama, la OPS/OMS ha emitido una serie de recomendaciones urgentes:

  • Vacunación masiva en zonas de riesgo, con el objetivo de alcanzar una cobertura mínima del 95 %.
  • Vigilancia activa de casos sospechosos y muertes de primates como señal de alerta.
  • Fortalecimiento del diagnóstico, tanto virológico como serológico, para identificar y confirmar casos con rapidez.
  • Capacitación del personal sanitario para manejar adecuadamente los casos, especialmente los graves.
  • Comunicación de riesgo clara a la población y a los viajeros.

Se destaca la importancia de contar con inventarios estratégicos de vacunas, dado que la disponibilidad global es limitada. En situaciones críticas, se autoriza el uso de dosis fraccionadas de la vacuna para ampliar su cobertura, aunque estas no son válidas para los requisitos internacionales de vacunación en viajes.

El desafío del diagnóstico

La fiebre amarilla presenta síntomas similares a los de otras enfermedades endémicas, como dengue, zika o leptospirosis. El diagnóstico diferencial es esencial para evitar confusiones. Además, los métodos serológicos pueden presentar reactividad cruzada en zonas donde circulan múltiples flavivirus.

Para los casos graves, el manejo clínico debe contemplar fases diferenciadas: desde la atención primaria hasta cuidados intensivos. La detección temprana de signos de gravedad, como ictericia, hemorragias y alteraciones hepáticas, es fundamental para salvar vidas.

Una llamada urgente

El resurgimiento de la fiebre amarilla es una señal de alerta que pone a prueba la capacidad de respuesta de los sistemas de salud en América Latina. Si bien la enfermedad es prevenible, su letalidad es elevada y la expansión a nuevas zonas plantea nuevos desafíos.

La OPS/OMS insiste en la necesidad de coordinación regional, campañas de vacunación masivas, monitoreo de epizootias y concienciación de la población para contener este brote antes de que adquiera dimensiones mayores.

La situación sigue en evolución, y las autoridades sanitarias de cada país están llamadas a actuar con urgencia y eficacia. La protección de la salud pública y la prevención de brotes urbanos dependen de decisiones rápidas, informadas y sostenidas.

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Referencias Biliográficas

 

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