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Una vacuna antigripal administrada mediante parche cutáneo es eficaz y segura

17 agosto 2017
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elaboración propia a partir de varias fuentes
Un estudio ha estudiado la eficacia, seguridad y aceptabilidad de una vacuna antigripal administrada mediante parche cutáneo, con resultados favorables.

La vacunación antigripal choca con numerosas barreras en forma de ideas y percepciones equivocadas en cuanto a la gravedad e impacto de la enfermedad y la efectividad y seguridad de la vacuna, haciendo de esta vacunación una de las que más reticencias [1] despierta, y expresión de ello son las insuficientes coberturas [2] alcanzadas en los últimos años.

Para la vacunación antigripal [3] se dispone actualmente de vacunas [4] inactivadas inyectables por vía IM y una vacuna atenuada de administración intranasal. Una nueva forma de administración, a través de parches cutáneos, podría significar un importante avance [5] si se confirman los hallazgos favorables de eficacia y tolerabilidad plasmados en una investigación reciente [6].

Se trata de un estudio en fase I, promovido por el NIH estadounidense [7], con el objetivo de medir la eficacia, seguridad y aceptabilidad de un parche cutáneo para la inmunización frente a la gripe. Este estudio, publicado en The Lancet [6], incluye:

  • Cien adultos sanos en cuatro grupos aleatorizados: parche cutáneo con el mismo contenido de una vacuna antigripal inactivada de la temporada, parche cutáneo con placebo, vacuna inactivada intramuscular estándar y parche cutáneo con vacuna autoadministrada por el paciente.
  • El parche cutáneo, de un tamaño menor de 2 cm, contiene unas 100 microagujas y se autodisuelve en unos pocos minutos, después de entregar el contenido.

El estudio comentado [8] encuentra que es un método muy bien aceptado por los usuarios y que la inmunogenicidad es similar a la de la vacuna inactivada estándar a los 28 días y 6 meses. La seguridad fue también evaluada, encontrando pocas reacciones locales y de poca importancia.

Los parches utilizados son sencillos de manipular y permiten la autoadministración, la vacuna es de bajo coste de producción, termoestable (a 40 ºC más de un año) y no genera residuos que deban ser manipulados en condiciones regladas, pues se disuelve espontáneamente. En resumen, permitirían una importante reducción de costes de producción y de la logística de distribución y uso.

Todo hace que este método de administración de vacunas tenga un enorme potencial de desarrollo en países de cualquier nivel de renta (según la OMS/UNICEF [9], en 2014, solo un 24 % de los países de renta baja tenian recomendaciones de uso de la vacunación antigripal, frente al 79 y 92 % de los de renta media y alta). De hecho, ya se proyectan nuevos estudios [5] aplicando este método a la vacunación frente al sarampión, la rubeola y la polio.

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