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Rabia humana: ¿el principio del final?

31 octubre 2016
Fuente: 
OMS, The Lancet
La rabia humana es aún hoy causa de miles de fallecimientos, pero hay razones para contemplar un futuro optimista.

La OMS, la FAO (Food and Agriculture Organization), la OIE (World Organization for Animal Health) y GARC (Global Alliance for Rabies Control), en diciembre de 2015, asumieron el objetivo [1] de eliminar la totalidad de las muertes humanas por rabia transmitida por mordeduras de perro y así eliminar la rabia humana, en 2030. Alcanzar el objetivo propuesto necesita asegurar la vacunación masiva de los perros y garantizar el acceso de la población a los cuidados de calidad de las heridas por mordedura. Y, por tanto, de la implicación y coordinación de todos los niveles de acción, en particular la de los sistemas de salud humana y animal, los gobiernos y la propia población.

Actualmente [2], fallecen unas 59 000 personas cada año por esta enfermedad (y es una enfermedad 100 % evitable). El 95 % de estos casos ocurren en África y Asia, y la mayoría de ellos son niños o jóvenes que residen en áreas suburbanas o rurales. Casi todos los casos, 95-99 %, son debidos a mordeduras de perros, de forma que la vacunación de estos animales [3] es crucial en el control de la enfermedad.

Según recuerda la OMS (WER, octubre de 2016 [4]) la consecución del objetivo de “cero casos de rabia humana en el año 2030” descansa en 3 pilares: a) la participación comunitaria; b) la vacunación de la población canina; y c) el acceso a unos cuidados de calidad y precoces de las heridas por mordedura de perro. Según este documento, lo principal puede resumirse en estas 10 claves:

  1. Una vez que los síntomas aparecen, la mortalidad es muy elevada, prácticamente del 100 %.
  2. La enfermedad está presente en todo el mundo, excepto en la Antártida.
  3. Aparte de los perros, otros animales, como los murciélagos, también transmiten la infección.
  4. Al menos, 4 de cada 10 muertes por rabia ocurren en menores de 15 años.
  5. La información es la clave para la prevención de las mordeduras de los animales potenciales transmisores de la rabia.
  6. La colaboración y el abordaje desde múltiples enfoques es crucial en la lucha contra la rabia.
  7. El lavado y tratamiento precoz de las heridas es esencial.
  8. La rabia humana es 100 % prevenible.
  9. La vacunación masiva de los perros interrumpe la cadena de transmisión de la rabia.
  10. Se necesitan mejores y más eficientes programas de lucha contra la rabia.

Los progresos de la lucha contra la rabia han sido lentos, pero el futuro es esperanzador, según asegura D. Mohammadi en The Lancet [5]. Para ello hay que movilizar a la población, organizaciones sociales y gobiernos para lograr: 1) el control de la población canina (el valor social de los perros en los lugares donde la rabia es aún un problema, es limitado) y su vacunación masiva; 2) la educación de la población para evitar las mordeduras de perro y hacer el primer tratamiento de estas mediante el lavado precoz de las heridas, al tiempo que se dirigen de forma rápida a un punto de acceso a la profilaxis posexposición; y 3) la distribución de suficientes puntos de atención, como para hacer posible el éxito de la profilaxis.

Tenemos vacunas caninas y humanas eficaces (Louis Pasteur, 1822-1895, desarrolló la primera vacuna antirrábica), aunque habrá que garantizar la disponibilidad de ellas (además de la de la gammaglobulina correspondiente) en todos los lugares donde se atiendan casos de mordeduras de perros.

La vacunación antirrábica no está incluida en el Expanded Programme on Immunization (EPI), y por tanto no cuenta con la financiación y soporte del GAVI (Global Alliance for Vaccines and Immunization), pero esta entidad tiene previsto revisar su política en relación con esta enfermedad el próximo año, de modo que cabe la esperanza de que con el apoyo de GAVI, la disponibilidad de las vacunas, en los regiones del mundo que las necesitan, pueda asegurarse.

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