En pocas palabras: |
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Introducción
Infliximab y adalimumab son anticuerpos monoclonales anti-TNFα tipo IgG1 que, como ocurre con las IgG naturales, tienen la capacidad de atravesar la placenta activamente por mecanismos aún no completamente dilucidados, pero donde juega un papel preponderante la unión a receptores tipo FcRn expresados en el sincitiotrofoblasto. El transporte activo transplacentario de anticuerpos ocurre especialmente en el segundo y, sobre todo, tercer trimestre de gestación y da lugar a que en la sangre del cordón y, por tanto, en el recién nacido los niveles de IgG sean, en condiciones normales, incluso superiores a los de la madre.
Esto origina que los recién nacidos cuyas madres recibieron tratamientos biológicos anti-TNFα durante el embarazo presenten niveles detectables de dichos anticuerpos durante periodos de tiempo variables que dependen, sobre todo, del fármaco, de la duración del tratamiento materno y de la semana gestacional en la que se suspende el mismo.
Tradicionalmente, esta situación había generado cautela respecto a la administración de vacunas vivas a lactantes expuestos intraútero a anti-TNFα, debido a la posibilidad teórica de reacciones adversas. La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) en 2022, en línea con un principio de precaución, recomendó diferir estas vacunas [1] durante varios meses tras el nacimiento, especialmente en el caso de infliximab.
Actualización de la evidencia científica
Sin embargo, la evidencia científica acumulada en los últimos años ha modificado de manera significativa la valoración riesgo-beneficio.
Diversos estudios han demostrado la seguridad de la vacunación contra rotavirus —y potencialmente de otras vacunas vivas, con la excepción de BCG— en lactantes expuestos intraútero a biológicos:
Un trabajo canadiense publicado en la revista Lancet Child Adolesc Health en septiembre de 2023 [1] y titulado "Efectos inmunológicos y seguridad de la vacunación contra rotavirus vivos después de la exposición prenatal a agentes biológicos inmunomoduladores: un estudio de cohorte prospectivo de la Red Canadiense de Investigación sobre Inmunización" en el que se evaluaron 191 lactantes expuestos a infliximab (67), adalimumab (49), ustekinumab (18) y vedolizumab (17) en los que no se detectaron anomalías clínicamente significativas en los subconjuntos de linfocitos, las inmunoglobulinas cuantitativas o las respuestas de mitógenos. 187 recibieron la vacuna del rotavirus y se les realizó seguimiento. La conclusión es que los subconjuntos de linfocitos y la seguridad de la vacunación contra rotavirus vivos, generalmente, no se ven afectados por la exposición intrauterina a agentes biológicos, por lo que se puede ofrecer la vacuna frente al rotavirus a los lactantes expuestos a agentes anti-TNF en el útero.
De forma concordante, se ha publicado recientemente otro trabajo canadiense (Ernest-Suarez K, 2025 [2]), en el que se evalúa la función inmunológica y la seguridad de la vacuna oral viva contra el rotavirus en lactantes expuestos intraútero a agentes biológicos como infliximab, adalimumab, vedolizumab y ustekinumab. Los análisis inmunológicos revelaron una función inmune normal en todos los lactantes evaluados, a pesar de la presencia de concentraciones detectables de algunos de estos fármacos en sangre. La vacuna contra el rotavirus se administró a 50 lactantes a una edad media de 13 semanas, sin que se comunicaran efectos adversos posteriores.
Y otra reciente revisión sistemática (Schell TL, 2025 [2]) ha analizado los datos de 10 estudios publicados entre 2006 y 2024, incluyendo más de 300 casos de vacunación en lactantes expuestos a biológicos anti-TNF (como infliximab o adalimumab) y no anti-TNF (como vedolizumab o ustekinumab). Los resultados no evidenciaron un aumento en el riesgo de eventos adversos, ni graves ni leves, asociados a la vacunación.
Estos hallazgos sugieren y respaldan de manera consistente que la vacunación contra el rotavirus en lactantes expuestos intraútero a terapias biológicas es segura, eficaz y no conlleva un riesgo inmunológico significativo.
Adicionalmente, retrasar la vacunación implica exponer al lactante al riesgo de adquirir infecciones por virus salvajes, potencialmente más graves que la forma vacunal. Por ello, diversos grupos de expertos han señalado que la no vacunación podría suponer un perjuicio mayor que el riesgo teórico derivado de la exposición intraútero a biológicos.
Sin embargo, con la evidencia actual los niños expuestos intraútero a anticuerpos anti-CD20 (rituximab, ocrelizumab y ofatumumab) no deben recibir la vacuna frente al rotavirus debido a que los recuentos de células B (también se afectan los linfocitos TCD4 y TCD8) suelen ser bajos, al menos, durante los 6 primeros meses de vida y solamente si se monitorizan las poblaciones y subpoblaciones de células B y T, y éstas son normales, se podría vacunar frente al rotavirus, aunque es importante conocer la funcionalidad.
Están en marcha estudios [3]para conocer como funciona el sistema inmunológico humoral al nacer en niños que han estado expuestos al anticuerpo monoclonal CD20.
Inmunosupresores y lactancia materna
Si bien existen trabajos de casos aislados o pequeñas series de casos en los que se detecta una concentración extremadamente baja en leche materna de madres tratadas con infliximab e incluso en alguno de ellos se constata la presencia ocasional de niveles del fármaco medibles en suero (muy por debajo de los observados por paso transplacentario y del dintel terapéutico, obviamente); ponderando los múltiples beneficios conocidos que tiene la lactancia materna, este comité, al igual que otros grupos de expertos, como por ejemplo los editores del proyecto web e-lactancia [4], considera segura la administración de las vacunas contra el rotavirus en este contexto (vigilando las posibles complicaciones que pudieran acontecer).
Se puede consultar aquí [5] una tabla sobre la acción de los distintos biológicos administrados en el embarazo.
Fármacos modificadores de la enfermedad (FAME)
En cuanto a los fármacos modificadores de la enfermedad (FAME) como el metotrexato, la 6 mercaptopurina y la azatioprina se hacen las siguientes consideraciones:
- si la madre ha tomado durante el embarazo dosis consideradas "no inmunosupresoras (IDSA) " (metotrexato ≤0,4 mg/kg/semana, 6-mercaptopurina ≤1,5 mg/kg/día o azatioprina ≤3 mg/kg/día) el niño, sin ninguna duda, puede recibir la vacuna de rotavirus sin ningún problema. Estas dosis son las más habituales en la terapia de mantenimiento en las enfermedades reumáticas y autoinmunes.
- si las dosis son inmunosupresoras no hay unanimidad, pero se ha demostrado que tanto la inmunidad humoral como la celular (no sólo número y subpoblaciones de células T, sino función de las mismas) es normal y, además, la vida media de estos farmacos (metotrexato 1-3 horas, 6 mercaptopurina 1-3 horas y azatioprina 3 horas) condiciona que en el momento de vacunarse frente al rotavirus el lactante no tenga niveles frente a ninguno de estos fármacos, dado que aunque hay transporte placentario no es trasporte activo, por lo que en el peor de los casos en el momento del nacimiento los niveles en el RN serían los de la madre, aunque siempre han sido más bajos, por ello este comité recomienda que se administre la vacuna frente al rotavirus sin ningún problema.
Recomendaciones del CAV-AEP
En base a la evidencia científica más actual, este comité recomienda:
- Administrar la vacuna oral contra rotavirus de acuerdo con el calendario habitual en lactantes expuestos intraútero a infliximab, adalimumab u otros biológicos, sin necesidad de diferirla sistemáticamente, excepto en los anticuerpos anti-CD20 (rituximab, ocrelizumab y ofatumumab) en los que se sguirá retrasando 6 meses la administración de vacunas vivas.
- Considerar igualmente la administración de otras vacunas vivas de calendario en el tiempo establecido, valorando individualmente la situación clínica del lactante, especialmente para la vacuna BCG.
- Mantener vigilancia clínica tras la vacunación, como en cualquier lactante, especialmente si existen otros factores de riesgo de inmunodepresión.
- Favorecer y promover la lactancia materna, dado que no se han documentado efectos adversos relevantes relacionados con la administración de vacunas vivas en este contexto.
Con estos elementos, nuestro posicionamiento difiere del de la EMA: consideramos que, a la luz de la evidencia científica disponible, la administración de vacunas vivas (en particular, la vacuna contra rotavirus) es segura y beneficiosa para los lactantes expuestos intraútero a terapias biológicas (excepto anticuerpos anti-CD20), y debe recomendarse como práctica estándar.
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Referencias bibliográficas
- Fitzpatrick T, et al. Special Immunization Clinic Network investigators. Immunological effects and safety of live rotavirus vaccination after antenatal exposure to immunomodulatory biologic agents: a prospective cohort study from the Canadian Immunization Research Network. Lancet Child Adolesc Health. 2023 Sep;7(9):648-656 [7].
- Ernest-Suarez K, et al. Live Rotavirus Vaccination Appears Low-risk in Infants Born to Mothers With Inflammatory Bowel Disease on Biologics. Clin Gastroenterol Hepatol. 2025 Apr;23(5):835-845 [7].
- Schell TL, et al. Safety of Rotavirus Vaccination in Infants That Were Exposed to Biologics In Utero: A Systematic Review. Inflamm Bowel Dis. 2025 Jul 7;31(7):1789-1796 [8].
Más información en esta web
- CAV-AEP. Manual de Inmunizaciones en Línea. Cap. 35. Rotavirus. Vacunación de los recién nacidos de madres tratadas con anticuerpos monoclonales y otros inmunosupresores [9].
- CAV-AEP. Manual de Inmunizaciones en Línea. Cap.14 [10]. Inmunizaciones en niños inmunodeprimidos o con tratamiento inmunosupresor. Implicaciones en el empleo de vacunas vivas atenuadas en lactantes de madres que han recibido biológicos durante el embarazo [5].