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Brotes de chikunguña autóctono en Europa

23 octubre 2017
Fuente: 
European Centre for Disease Prevention and Control (ECDC)

El chikunguña es una infección viral (género Alphavirus, familia Togaviridae) transmitida por la picadura de un mosquito (Aedes aegypti y Aedes albopictus). El virus fue inicialmente detectado en la región oriental del centro de África, pero la infección actualmente está ampliamente distribuida por las regiones tropicales de África, América y Asia.

En Europa se han notificado hasta ahora brotes en Italia (más de 200 casos en Ravenna, en la costa adriática, en 2007) y Francia (3 casos en Fréjus en 2010 y 12 casos en Montpellier en 2014).

Ahora, el European Centre for Disease Prevention and Control (ECDC), en su informe semanal del 14 de octubre, da cuenta de la notificación de nuevos brotes de infección por el virus del chikunguña de transmisión local en Europa en el verano que acaba de finalizar:

  • Francia: con, al menos, 17 casos en el departamento de Var, al sureste del país.
  • Italia: con, al menos, 293 casos (ya son 358 en el informe del 28 de octubre), la gran mayoría de ellos en la región del Lacio, en la vertiente occidental del centro de la península italiana.
  • En ambos casos, las cifras mencionadas incluyen a los casos confirmados y los probables, aunque, al menos en el caso de Italia, las cifras son provisionales ya que el brote aún no ha finalizado.

Ambos brotes han sido objeto de sendas publicaciones (en forma de rapid communication: Francia, Italia) en el último número de septiembre de EuroSurveillance. Se trata de casos de chikunguña de transmisión local ya que no consta viaje o estancia de los afectados en lugares donde la infección es endémica. Los casos han ocurrido en regiones en las que se ha comprobado la presencia estable del mosquito vector, Aedes albopictus, y en el  verano, la época de mayor actividad de este.

La presencia de Ae. albopictus en Europa ha crecido notablemente en los últimos años. A fecha del pasado mes de abril alcanzaba a, prácticamente, la totalidad de las regiones que rodean el Mediterráneo (ver imagen adjunta) y llegando incluso a la costa atlántica del sur de Francia. En este contexto, el hecho de que, durante la época estival, un enfermo en fase virémica (presumiblemente procedente de regiones endémicas, ya que se estima muy baja la probabilidad de importar mosquitos infectados) dé lugar a transmisión local y casos secundarios, incluso con difusión amplia en forma de brotes a partir de estos, no es inesperado.

El caso más importante es el de Italia, donde se han notificado hasta la fecha 252 casos en la región del Lacio, donde se encuentra Roma (la ciudad costera de Anzio, a unos 60 km al suroeste de la capital, ha sido el epicentro del mayor número de casos), y 33 más en el sur de la península, en Calabria.

Los estudios filogenéticos iniciales de los virus chikunguña implicados en los brotes de Italia y Francia permiten aventurar que no están relacionados y que tienen orígenes distintos: Asia (Pakistán) en el caso del brote de Italia y África (Gabón y Rep. del Congo) en el de Francia.

El chikunguña no es endémico en la Europa continental, pero el ECDC estima que no es improbable la notificación de casos autóctonos por la presencia simultánea del virus (importado a través de viajeros infectados), el mosquito vector (Ae. albopictus) con competencia demostrada en la transmisión del virus (aunque menor que Ae. aegypti) e individuos susceptibles (en realidad, casi la totalidad de la población europea), durante los meses estivales en las regiones mediterráneas.

El chikunguña no tiene tratamiento específico. El control de la enfermedad en las zonas endémicas se basa en las medidas de control de la población de mosquitos, en la prevención de sus picaduras y en la rápida detección de la enfermedad. Los viajeros a zonas endémicas deberían solicitar asistencia médica si presentan síntomas compatibles (fiebre, exantema máculopapuloso o petequial y artralgias) en las 2 semanas posteriores al viaje, y el ECDC recomienda tener a punto los sistemas de vigilancia epidemiológica, con actuaciones rápidas sobre los enfermos, el control del vector y valorar reducir el riesgo de trasmisión a través de productos humanos, restringiendo las donaciones (sangre y otros productos) de los enfermos durante algún tiempo. Quizás, en los próximos veranos deba advertirse a los viajeros a la costa mediterránea contra las picaduras de insectos para prevenir el chikunguña.

El chikunguña tiene escasa mortalidad (menos de 1/1000 casos), pero puede causar artralgias e incapacidad funcional por un tiempo prolongado.

El desarrollo de vacunas frente al chikunguña está aún en fases iniciales (fases I y II) y habrán de pasar varios años para ver avances significativos. Entre los diversos productos candidatos a vacuna contra el chikunguña en estudio, dos son los que parecen más prometedores: uno basado en partículas similares a virus (VLPs) (Lancet. 2014;384:2046-52) y el otro, una vacuna atenuada que utiliza como vector el virus del sarampión al que se le han añadido genes que expresan en superficie proteínas del virus del chikunguña. Este último producto, MV-CHIKV, se probó (fase I) en un primer momento en Austria (Lancet Infect Dis. 2015;15:519-27) y ahora se ha informado del comienzo de un nuevo ensayo (fase 1/2) en EE. UU., en ambos casos patrocinados por el NIH-NIAID estadounidense.

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