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Los sanitarios británicos deberán dar explicaciones si no se vacunan de la gripe

30 octubre 2017
Fuente: 
British Medical Journal (BMJ).
El NHS británico toma medidas para abordar la presente temporada gripal, y entre ellas pedirá explicaciones a los profesionales que rechacen la vacunación.

El National Health Service (NHS) británico ha advertido de que la temporada gripal que ha comenzado puede ser de mayor intensidad [1] que las anteriores, haciéndose eco de lo acontecido en el hemisferio sur, y llama a prepararse para responder de forma eficaz. Los datos de Australia [2] han mostrado un incremento de los casos de gripe confirmada en aproximadamente 2,5 veces los de temporadas anteriores.

En sintonía con la advertencia anterior, según una noticia publicada en el BMJ del 13 de octubre [3], ahora el NHS ha comunicado que pedirá explicaciones a los profesionales que rechacen la vacunación antigripal y pide a los centros sanitarios que faciliten la vacunación y registren los motivos expuestos por los que la rechacen. También informa de que, en la presente temporada, se añade la cohorte de niños de 8-9 años de edad al programa de vacunación universal y que los mayores de 4 años podrán ser vacunados en los centros escolares, además de en los centros sanitarios habituales (la vacunación antigripal universal en la población infantil [4] británica incluye a los niños a partir de 2 años de edad y hasta la cohorte añadida esta temporada, utilizando la vacuna atenuada intranasal).

En la presente temporada el NHS ha redoblado sus esfuerzos por la promoción de la vacunación antigripal, pero la medida de pedir que los profesionales de los centros sanitarios y asistenciales que la rechacen expliquen sus motivos no ha tardado en recibir críticas, que destacan la necesidad de reforzar el uso de medidas higiénicas generales [5] (como el lavado de manos, el uso de mascarillas faciales en algunos entornos y la limitación de las interacciones sociales de los enfermos) por encima de la vacunación.

La medida tomada por el NHS no es equivalente a la vacunación obligatoria, aunque trae al primer plano este debate. La necesidad, oportunidad y efectividad de la obligatoriedad de la vacunación antigripal de los profesionales sanitarios y de centros asistenciales es una cuestión debatida desde hace no poco tiempo. Se han dado razones a favor y en contra [6]. Ni siquiera el impacto real de la enfermedad se libra del debate, siendo esta una cuestión crítica, cuya evaluación objetiva tal vez debería ser un punto de inicio necesario. Se argumenta que la transmisión nosocomial de la gripe está documentada y que la vacunación es una medida solidaria, efectiva, segura y no contraria a la ética. Aunque, en el lado contrario se aduce que sus beneficios no están probados y que esto hace que, a pesar de ser bastante segura, no justifican obviar las preferencias de las personas, resultando ser una intervención éticamente comprometida.

Es  necesario aclarar los términos del debate y llevar a cabo evaluaciones rigurosas de los hechos, y mientras, los servicios de salud tienen la responsabilidad de hacer las recomendaciones más apropiadas para proteger a la población de la amenaza de la gripe, en los términos que a día de hoy se entienden más efectivos, entre las cuales están el lavado de manos y la vacunación antigripal de las personas de mayor edad, las de cualquier edad con factores de riesgo y los sanitarios y personal asistencial de los centros sociales. Por su parte, los profesionales sanitarios han de involucrarse con responsabilidad y hacer llegar a la población la necesidad de atender y llevar a la práctica las recomendaciones de las autoridades sanitarias.

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